ERRADIQUEMOS TODO RAÍZ DE EGOÍSMO Y MEZQUINDAD HACIA NUESTROS SEMEJANTES

LEAMOS HOY 25 DE ENERO EZEQUIEL 34

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR:

“¿No les basta con comerse el mejor pasto, sino que tienen que pisotear el que queda? Beben el agua clara, y la demás la enturbian con las patas.”

EZEQUIEL 34:18

COMENTARIO HISTÓRICO DE EZEQUIEL 34

En este capítulo se desarrollan tres temas: Juicio contra los líderes del pueblo de Dios, porque en forma egoísta, solo se preocupaban por ellos mismos, y descuidaban del rebaño, que debían pastorear, alimentar y proteger; Juicio entre oveja y oveja, porque algunas habían engordado, obteniendo riquezas y poder, oprimiendo a otras que eran pobres y débiles; Ezequiel anuncia la llegada de un Pastor – Mesías, para establecer un pacto de paz. Nuestro desafío para hoy es:

1) NO “ENGORDAR” EN DESMEDRO DE OTROS.- En vez de buscar solo nuestro alimento, Dios nos apela a que compartamos nuestro pan con el hambriento, y a los pobres errantes alberguemos en casa; que cuando veamos al desnudo, lo cubras, y no nos escondamos de nuestro hermano;

2) DESPUÉS DE SACIAR NUESTRA SED, NO “ENTURBIEMOS” LAS AGUAS.- Abramos nuevas sendas, cabemos nuevos pozos, para que los que vienen detrás, el camino les sea fácil;

3) PONGÁMONOS EN LOS “ZAPATOS” DE OTROS.- Esta frase, significa: tener la capacidad de pensar y sentir la vida interior de otra persona como si fuera la propia. 

CITA SELECTA

“En nuestro trato con otros, pongámonos en su lugar. Comprendamos sus sentimientos, sus dificultades, sus chascos, sus gozos y sus pesares. Identifiquémonos con ellos; luego tratémoslos como quisiéramos que nos trataran a nosotros si cambiásemos de lugar con ellos. Esta es la regla de la verdadera honradez. Es otra manera de expresar esta ley: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Es la médula de la enseñanza de los profetas, un principio del cielo. Se desarrollará en todos los que se preparan para el sagrado compañerismo con él. La regla de oro es el principio de la cortesía verdadera, cuya ilustración más exacta se ve en la vida y el carácter de Jesús. ¡Oh! ¡Qué rayos de amabilidad y belleza se desprendían de la vida diaria de nuestro Salvador! ¡Qué dulzura emanaba de su misma presencial El mismo espíritu se revelará en sus hijos!”

(DMJ 114).

OREMOS

DIOS NUESTRO. TE AGRADECEMOS PORQUE EN TU GRAN AMOR NOS OTORGAS BENDICIONES ABUNDANTES. TE SUPLICAMOS QUE PONGAS EN NUESTRO SER, EL COMPARTIR NUESTROS CONOCIMIENTOS, HABILIDADES Y EXPERIENCIAS, PARA QUE OTROS TAMBIÉN SE BENEFICIEN. POR JESÚS, AMÉN.

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